El mercado energético está un tanto desbocado a raíz del incremento de costes en los combustibles fósiles, y muy especialmente del gas natural. Esto ha derivado en que las familias tengan que asumir facturas cada vez más abultadas y que la necesidad de alternativas se haya vuelto una realidad cada vez más acuciante. Pero, ¿cuál es la solución?
Gran parte de la problemática se centra en las recientes subidas que el gas natural ha tenido en los mercados internacionales; y el petróleo también le está empezando a seguir (especialmente cuando se dan tensiones sociopolíticas con países productores). Por ello la solución a medio y largo plazo pasa por apostar cada vez con más énfasis por las energías renovables, por una reducción impositiva (tres cuartas partes de la factura eléctrica son impuestos) y por sistemas de compra de la luz a precio de coste.
Las energías renovables son el futuro por el que debemos luchar
Un buen parque de energías renovables, compuesto por un mix balanceado de solar, hidráulica, mareomotriz, eólica y geotérmica sería la combinación adecuada para reducir la dependencia exterior de los combustibles fósiles. Nos ahorraríamos una dependencia estratégica, unos costes de generación realmente importantes y, lo que es más importante, una reducción de los niveles de contaminación ambiental. El C02 emitido se reduciría, ayudando a España a “respirar verde” y a cumplir con los objetivos comprometidos en Kioto; las filtraciones a acuíferos se reducirían, limitando la contaminación del medio y mejorando los sustratos, la vegetación y la vida en el entorno rural; y el efecto invernadero se moderaría, ayudando a que vivamos en un mundo más solidario (países como Malvinas están sufriendo los efectos del calentamiento global y podrían llegar a casi desaparecer en dos o tres décadas).
Las energías renovables son el futuro, y además nos ayudarán a reducir el coste variable de la factura eléctrica española al tener gastos de generación más bajos (tengamos en cuenta que en estas tecnologías no hay costes variables, sino solamente de amortización; fijos y predecibles).
Energía eléctrica a bajo coste: comprando energía a precio de coste
Actualmente la dependencia de España a los combustibles fósiles es enorme, y la realidad es que no va a ser algo que vaya a cambiar a medio plazo; así que hay que buscar alternativas. Pero ojo, que realmente no hay mucho margen de maniobra.
Muchas compañías eléctricas se promocionan por activa y por pasiva con soluciones cuasi mágicas y campañas de publicidad salpicadas de letras pequeñas, pero la realidad es que todas adquieren la energía que después venden a OMIE, el órgano encargado de regular el precio mayorista de la energía eléctrica en base a las variaciones del mercado. Es decir, en base a lo que cuesta comprar petróleo y gas en oriente y norte de áfrica.
Partiendo de esa base hay mayormente dos tipos de operadores eléctricos en España. Por una parte están los que agregan una comisión a la energía comprada y por otra parte están los que directamente ofrecen en el mercado la energía eléctrica al mismo precio al que le cuesta a ellas. Estas últimas básicamente cargan un pequeño importe mensual en la factura a modo de cobro por las gestiones; importe que suele ser de unos pocos euros y que no varía si el precio sube o baja. Es decir, es una suscripción para tener siempre energía económica (dentro de lo que cabe).
Tal y como he indicado anteriormente la gran mayoría de la factura eléctrica corresponde a partidas fijas de impuestos, y entre ellas hay subvenciones a combustibles fósiles. Por ello en estos momentos es la mejor opción.
Peculiaridades de contratar energía eléctrica a precio de coste
Contratar energía eléctrica a precio de coste tiene la peculiaridad de que el cliente básicamente va a estar pagando lo que ésta cuesta en el mercado, y por ello la varianza puede ser elevada. Por ejemplo, cuando haya picos por grandes demandas, lo notará; pero a su vez también hará lo propio cuando haya exceso de oferta y baje el coste; y esto es algo que suele suceder cuando el precio marginal ofrecido por la OMIE se ve muy influenciado por un exceso de producción renovable.
En esos casos los operadores eólicos y solares (especialmente) lanzan ofertas de bajo coste al pool de OMIE para aprovechar su producción y fuerzan la bajada del punto de equilibrio del mercado, haciendo que los costes mayoristas eléctricos se reduzcan; y por ende los de los contratos de energía a precio de coste. Teniendo en cuenta que el mercado mayorista de OMIE se actualiza 24 veces por día, y que hay 24 precios marginales por jornada, la factura puede oscilar mucho.
Los operadores tradicionales, que compran la energía en el mercado mayorista y simplemente marcan un sobrecoste y estandarizan tarifas para que la publicidad sea más efectiva, venden la idea de que sus facturas son más estables; y es cierto, ya que tienen menos oscilaciones. Pero son más estables porque las oscilaciones del precio real están cubiertas por sobrecostes colocados por la compañía que hacen que los clientes finales no noten mucho las variaciones. Siempre estarán pagando por encima del precio real del mercado; ese plus es el que da la ilusión de estabilidad.
Por poner un símil a esto último, pensad en un coche que circula por una carretera llena de colinas. Va subiendo y bajando. Siempre al nivel de la carretera y sintiendo las oscilaciones.
Ahora pensad en que se construye un gran puente que pasa por encima de esas colinas. Estas no se notarán, ya que habrá una distancia entre estas y el puente. Esa distancia es la comisión que manejan la mayoría de comercializadoras del mercado. Ir por ese puente tiene un gran peaje.
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